Consejos para cuidar tu piel durante el verano
La piel constituye el órgano más grande del cuerpo humano y por su gran superficie está expuesta a agresiones del medio ambiente, calor, sol e irritantes ambientales.
Al llegar el verano, muchas personas queremos tener un rápido, bonito y permanente bronceado. Y es frecuente que tomemos sol en forma exagerada y suframos sus consecuencias.
La exposición solar es fundamental para la vida, entre otros, favorece la síntesis de Vitamina D, mejora el estado de ánimo, mejora la inmunidad. Sin embargo, en grandes dosis se transforma en un elemento dañino, pudiendo producir inflamación (quemaduras), manchas en la piel (lentigos solares, melasmas), agravar enfermedades fotosensibles (por ejemplo rosácea, lupus) y potencia el envejecimiento y cánceres de piel. Hay que tener presente que el daño solar es acumulativo a lo largo de la vida, por lo tanto sus cuidados deben comenzar a temprana edad y ser permanentes durante todo el año.
Un bronceado intenso y rápido, va precedido de enrojecimiento de la piel, lo que significa que hubo un proceso inflamatorio con vasodilatación y un daño de intensidad variable. Esto suele ir acompañado de deshidratación que se va a manifestar como descamación de la piel. Por lo anterior debemos de tomar precauciones para exponernos al sol:
- La exposición debe ser progresiva y evitar tomar sol en horas peak de 11 a 16 horas en verano.
- Usar ropa protectora, sombreros de ala ancha y lentes al estar expuesto al sol.
- Usar filtros solares adecuados todo el año. En general se sugiere que sean de SPF 30 o más, este factor bien usado absorbe alrededor del 95% a 97% de la radiación UVB. Actualmente los filtros solares ofrecen protección para radiaciones solares ultravioletas UVB y UVA. La primera radiación es la que determina enrojecimiento, quemadura y bronceado rápido, la UVA tiene un efecto más lento, penetra en forma profunda a la piel y es responsable del daño a largo plazo como envejecimiento, arrugas y cánceres de piel. Esta UVA está presente todo el año, atraviesa los vidrios de ventanas por lo tanto su acción es continua, de ahí que se sugiere usar filtros solares todo el año y con protección para UVB y UVA.
La primera aplicación del filtro debe ser temprano en la mañana, aplicar en forma generosa en toda la piel expuesta, con la piel limpia y seca, poniendo cuidado en zona auriculares y retroauriculares, labios y zonas peri oculares. Como no todos toleran filtros en zonas peri oculares, se aconseja el uso de lentes con filtros.
En la vida diaria se sugiere reaplicar el filtro cada 3 a 4 horas; pero, al hacer deportes, estar en piscina o mar esta aplicación debe ser después de cada baño o después transpirar.
Debe aplicarse una cantidad generosa que cubra en forma pareja toda la piel.
En días nublados los rayos solares llegan igual a la superficie de la tierra, por lo tanto, el filtro solar se debe aplicar en igual forma.
Se debe evitar exponerse sin movimiento, tomar sol en forma fija o quedarse dormido. Lo ideal es caminar o descansar en áreas protegidas del sol. Siempre con filtro.
Niños menores de 6 meses nunca exponerlos al sol y tampoco deben usar filtros solares ya que su piel es muy fina, no tiene factores de protección adecuados y se irrita con mucha facilidad. Posteriormente se pueden usar filtros solares adecuados para esa edad, los cuales, generalmente tienen menos sustancias químicas y son a base de protectores físicos.
En resumen, para evitar daño por la exposición solar, siempre es importante seguir las sugerencias señaladas arriba, mantener una buena hidratación de la piel y del organismo, aplicar filtro solar en forma correcta, usar ropas cómodas y acompañar con sombreros de ala ancha y lentes protectores.
Escrito por la Dra. Ximena Raggio Miranda
Dermatóloga en Medicien.